Tapón de corcho para botellas de vino

Tapón de corcho para botellas de vino

El tapón de corcho es una pieza de corcho que se pone en la boca de la botella. Es especialmente importante en la industria vinícola para conseguir una adecuada conservación del vino y el cava.

El corcho es un material poroso e impermeable que se extrae de la corteza del alcornoque, una especie originaria del Mediterráneo occidental. La industria española es líder mundial en la producción de tapones de corcho de calidad.

El corcho tiene una particular estructura celular y unas propiedades físicas que lo hacen apropiado para su uso como tapón. Está formado por células muertas dispuestas en estratos sin espacio intracelular. Internamente, contienen un gas similar al aire que supone cerca del 89% del volumen celular y da al corcho una densidad muy baja.

Las características físicas son:

  • Ligereza, con un peso específico entre 0,13 y 0,25 g/cm³

  • Elasticidad.

  • Compresibilidad, con gran capacidad de recuperación.

  • Adherencia, con un alto coeficiente de fricción.

  • Impermeabilidad a los líquidos y los gases. La penetración de oxígeno en una botella tapada con corcho es de 0,1 ml en un año.

  • Aislante término: es difícil que arda.

  • Químicamente inerte: raramente se pudre.

Los problemas que puede suponer el corcho para la calidad del vino provienen de elementos externos, como una contaminación bacteriológica o un tratamiento con productos agresivos.

Existen diferentes modelos normalizados de tapones, y distintas calidades:

  • El tapón natural es de corcho 100% natural.

  • El tapón aglomerado es de corcho natural procesado con polvo de corcho y látex.

  • El tapón gemelo o de dos piezas es una combinación de tapón de aglomerado con disco de corcho natural en cada cabeza.

  • El tapón corona es una chapa metálica con forro interior de corcho de hasta 3 mm, utilizado para el cava y otras bebidas carbónicas.

El tapón de corcho de calidad superior se denomina trefí, del francés très fin (muy fino, en castellano). Se utiliza especialmente en las botellas de vino espumoso y otros vinos especiales.

Tapón de vino:

Aunque hay diferentes modelos, el tapón estándar utilizado para el vino es cilíndrico, de 24 mm de diámetro, y se coloca compromiso en cuellos de botella de 18 mm. Otros modelos habituales son el tapón bordelés de 49,5 a 54 mm de longitud, y el tapón italiano de 34, 40,5 o 45 mm de longitud por más de 26 mm de diámetro.

El tapón de corcho permite airear el vino, pero una vez la botella reposa en posición horizontal, el vino humedece el tapón y no permite que el oxígeno entre. El catador de vinos, después de abrir una botella con el sacacorchos, lo primero que hace es oler el tapón. Si el vino está en buenas condiciones, el tapón huele a vino. Si huele a corcho, es que la botella no se ha conservado adecuadamente, o bien el corcho contiene hongos que pueden haber contaminado el vino dándole mal gusto. Por esta razón, se considera buena práctica, al servir el vino, dejar el tapón encima de la mesa.

Un tapón de corcho aglomerado no es apto para vinos de guarda, pero puede tener calidad suficiente para vinos jóvenes.

Tapón de cava:

En el caso de los vinos espumosos, como el tapón tiene que soportar una alta presión, el diámetro puede ser de hasta 31 mm. El tapón de cava tiene forma de seta con un cuerpo cónico inferior y un cuerpo ovoide superior. Una vez puesto en la botella puede tener un tiempo de vida de 25 años.

Fue la necesidad de tapones para el champán del siglo XVII que extendió la utilización del corcho en detrimento de otros tapones de madera o de caña impregnada en aceite.

En la base del tapón se estampan unas marcas para distinguir el tipo de vino espumoso:

  • Una estrella de cuatro puntas indica que ha sido elaborado por el método tradicional.
  • Una circunferencia indica un granvas.
  • Un círculo indica el método transfer.
  • Un triángulo equilátero indica un vino gasificado.
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